Ni me mires

Siempre que se acaba una etapa, por el motivo que sea, saco a relucir mi peor caracter, y me doy cuenta de que tal y como conté una vez en uno de esos test, todo me parece mal y me vuelvo insoportable.
Y esque odio la gente infantil, la gente cantosa y demasiado extrovertida, la gente que quiere crear tendencia, las mujeres que andan con tacones en la biblioteca, los que llaman "viejos" a sus padres, la peliculas de Woophy Goldberg, los niños desagradecidos y a sus maleducadores, a Jaime Peñafiel, todo lo relacionado con la programacion, las feministas despechadas que rozan lo absurdo. También a la la gente que tiene dinero como para quitar el hambre a un continente y no hacen nada, las galas de mises, los examenes, la gente radical política, los políticos que incitan a ser radical, los emails en cadena, los anuncios de bajos creditos, la gente que dice que debate es discursión, a Carlos Sobera, a las ciudades españolas que te tratan como a un extrangero...vease Salou, Ibiza, Benidorm...a la gente que va en autobus el lunes a las seis hablando de su fin de semana, los viejos y viejas que escupen por la calle diez minutos despues de haber tosido...ah y aquello de que me digan cuando me desahogo: "ya te estas haciendo la victima".


Noches en vela


Siempre me encuentro a seres que desean una feliz falsedad, y odian la navidad porque son reaccionarios, y porque está de moda ser felices. Dicen que la navidad es la excusa ilusoria de los occidentales de sentirse bien haciendo buenos actos, y en esto no les falta razón, pero, ¿que problema hay en esto?, quizás el único sea no extrapolar este ambiente al resto del calendario. Aún así, ¿porque no seguir con esa parte por el todo?

Lejos de esa acostumbrada navidad opulenta, más que consumista, hay otros muchos que la viven de un modo que a mí me hace feliz. Esos que lo convierten en un ritual de reunión más que en un trueque. Los que tienen que valorar primero cuales son sus recursos, y después solo pueden ir a un todo a cien, y dedicar sus esfuerzos en demostrarles a sus hijos de manera humilde, que aunque hoy no se coman langostinos en casa, ellos también son especiales.
Todos esos que están empezando una nueva vida fuera de sus tierras, o quienes sus tierras no les han dado la vida que se merecen. Y durante la noche no se duerme, porque los pequeños tienen ilusión de recibir algún detalle, y los mayores estan repesos de no cubrir las espectativas, y recuerdan durante horas cuando les dijeron que probablemente los reyes no sepan la dirección de sus casas.A todos ellos dedico con esperanza mi saludo particular navideño.
No me olvido de vosotros, esa familia a la que no puedo felicitar en persona, los bloggeros. Un abrazo enorme!

Llegó la ley


Tengo cierta manía de analizar a las personas e intentar averiguar cual será su personalidad viendo como se comportan cuando están en un tren sentados o cuando pasean por la calle, y creo que en los días que llueve, como hoy, es mas fácil acertar con cada uno de ellos viendo el paraguas que llevan y como lo llevan.
Enseguida se nota quien lleva los pantalones en casa, cuando ves a una mujer con un paraguas grande con mango recubierto a juego con la chaqueta, y a su pobre marido con la cabeza gacha intentando esquivar las dos gotas que le caen. O quienes son esas personas dominantes que a modo de sable sujetan su paraguas y jamás cambian de trayectoria. Son estas mismas las que cuando ven su espacio vital amenazado no dudan en clavarte una varilla en un ojo para que espabiles y aceptes que en la jerarquía de la vida, el paraguas más firme es quien se lleva el oro.
Luego están los proletarios, luchando con plegables de varillas sueltas, paraguas en herencia o incluso robados.
Hago una especial mención a todas esas señoras que protegen el honor de su peinado con bolsas del hiper en la cabeza. Algún día se revelaran contra todos los paraguas y conseguiran el dominio de la calle. Porfín se hará justicia.