Malos tiempos para los espontáneos. Hoy en día, lo más importante es desfigurarte a tí mismo para obtener algún punto de interés que llame la atención de alguien, "aunque sea para bien". Me refiero como no, a esta nueva etnia creada entre nosotros, con varias afluentes, que intentan juntarse en un punto común, intentando reunir en sí mismos los más indicativos posibles; Los frikis.
Tal y como cualquier cabaretera que conoce su pasado, se enorgullece de que el hecho de separar ahora sus piernas ya no signifique más que simple coreografía, los frikis deben alegrarse asimismo, del vuelco que este sobrenombre ha sufrido, puesto que originalmente este se atribuía a personas con alguna malformación o anomalía física.
Con un apelativo a priori tan ridículo, resulta difícil asimilar que alguna persona tome el impulso de autodenominarse a si mismo un ser de estas confusas características; pero las hay. Entre todos nosotros. Y como si una revolución de gays se tratase, "salen de la vitrina", de entre una de esas colecciones de comics caducos (sin desprestigiar a ningún verdadero coleccionista), alegando que hoy "el friki se hace no se nace".
Me llama la atención, como la evolución ha convertido al friki, de ser un personaje anónimo, introvertido, solitario, y con intereses incomprendidos por naturaleza (obviando su característico acné), a pasar a ser un tipo seguro tanto de sí mismo como de sus personajes ficticios, orgulloso de su colección de manga japonés en versión original, o de poseer el verdadero disfraz con el que acudirán al estreno de Star Wars en el cine de su barrio.
Son ahora mas sociales que ningún plebeyo que no sabe tirar los dados en una partida de Warhammer, o que no celebran su día internacional el 25 de Mayo de cada año (día internacional del orgullo friki, y quizás de la vergüenza ajena).Sin embargo, aquellos que han robado el mote a esos graciosos informáticos con gafas de pasta, deberán por un lado sacrificarse a aguantar el desgraciado humor de programas televisivos de sus semejantes como "La hora chanante", y por otro, esperar a que su arrollante personalidad pueda formar parte del guión de algún "reality-show".