Las terrazas con dos palmos de agua. Salía el agua por la puerta hacia la escalera de la comunidad en torrente. Aunque mi visión comercial haya hecho plantearme si aprovechar el manantial y embotellarla para su venta, finalmente he subido desde el quinto agarrándome a la valla de la escalera. La dueña de la terraza calada hasta los huesos, y el vecino del sexto riñéndola. Su camisa, sus pantalones de pinzas y la permanente de su querida intactos.
Mientras colocaba todas las toallas que tenía en la puerta de la terraza a modo de dique, se creaba una reunión paralela de vecinos en el exterior. Al parecer su estatus era más alto que el nivel del agua. En la terraza, aún siendo 29 viviendas, solo estabamos cuatro: la dueña de la terraza, su novio, una amiga mía y el menda.
Cuando la lluvia hubo mermado, bajo la atenta mirada de los vecinos de enfrente, seguimos echando agua con cubos hacia la calle, cuando una loca bajó gritando por la escalera que el ascensor estaba en llamas. Su escaso razonamiento, pero suficiente para su coeficiente intelectual, es que el ascensor esta subiendo y bajando, y que olía a quemado. No se si el olor se debía a algún esfuerzo extra en su cerebro, pero una vez más las señoras, siguieron con la entrepierna seca, y tuve que bajar a llamar al técnico.
Me asomé al balcón y el único olor era de comida. Todos comían tranquilamente mientras por la escalera de sus casas se podría bajar en piragua. No se si es que soy el gilipollas de la comunidad, y si es normal que la gente sea indiferente a estas cosas por no mojarse la camisa, pero desde luego que si mi educación hubiese flaqueado un poco, quizás hubiese animado la reunión cambiando el achique de agua a la calle, por cubazos de ácido nítrico a sus caras.
Dos horas más tarde, apareció el Señor Cuesta. El típico "enterado", diciendo que menos mal que ha llegado él para desatascar el desagüe. Mi vecina, consciente de que el morado de mis labios había ido adquiriendo un tono verduzco al oir aquello, me ha invitado a abandonar la escena, porque sino en la comunidad de vecinos, esta vez la derrama iba a ser de otro tipo.
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Nota mental: No llegaron ni los bomberos, ni el agua a las casas, ni la sangre al río, por ahora. En caso de accidente, eviten meditar excesivamente o especular.