Edgar que iba a saber que a unos cien metros unos chicos quemaban un contenedor. Por eso seguía allí sentado, charlando con dos amigos en un banco sobre sus historias a media voz.
La escena se llenó de ruidos y sirenas hasta que un coche de policías les localizó. Salieron dos tipos uniformados con andares de titán que encajaban perfectamente en el prototipo de poli bueno y poli malo. Con un tono medio les ordeno silencio mientras consultaban a través de su walkie. Edgar supo que su amigo estaba nervioso, lo supo al ver sus sospechosos temblores y sudores fríos.
-¿Asier, que te pasa?.-Le pregunto aprovechando la distancia con el policía.
-Es que...no puedo más.
-¿Que ocurre?
-Me estoy cagando.-Contestó justo antes de que Edgar expulsase aire sin poder contener su risa.
-Esta bien, -dijo un segundo policía dirigiéndose de nuevo a ellos. -Sacad todo lo que tengaís en los bolsillos y enseñadme las manos, probablemente tendréis que acompañarme, han quemado un contenedor y estamos investigando.
-Perdone señor...-dijo Asier con los ojos abiertos como platos.
-¿Que ocurre chico?-Contesto el poli bueno.
-¿Podría...podría usted...podría acompañarme a cagar?.
El policía se quedo más blanco que el escote de una religiosa, compaginando miradas a su compañero incrédulo y al chico, intentando adivinar si aquello se trataba de una broma o de una verdadera necesidad.
-Por favor.-Contestó Asier apretando su esfínter como evitando una catástrofe.
-Anda venga, acompáñale mientras cacheo a estos dos.-Le encomendó su compañero con sonrisa vengativa.
Pocos metros mas allá, tras un muro Asier bautizaba la anécdota, mientras al otro lado el policía bueno esperaba confiando que no se tratase de una encerrona.
-Perdone señor...
-¡Que ocurre ahora coño!-Contestó exprimiendo su paciencia.
De nuevo Edgar vio acercarse al policía sin Asier, creyendo que todo lo que su amigo había hecho había sido un truco para escaparse. Caminaba lentamente y mirando al suelo como derrotado. Subió las escaleras que lo separaban del grupo, y solo cuando aseguro que su mirada estaba a la altura de las demás preguntó titubeante.
-¿Alguien tiene un pañuelo?
14 comentarios:
muy bueno,yo me hubiera limpiado el culoo con la gorra del policia ,jeje,es broma.
Cuando vienen lso nervios es imposible el controlar q se te suelte la barriga.
buena entrada,gracias por tu comentario
tu vida está llena de anécdotas vergonzosas...deberías plantearte que no sea culpa de los que te rodean sino de tu existencia en si
y tu que solo querías ser un niño normal...pobre oski...
Lo siento. Todavia no he leido tu post. Era solo para decirte que igual nos vemos esta noche en el concierto.
Y si no, disfrutaremos por ti.
The Who Forever
Jajaja...genial!!! Me encantó la combinación de situaciones: obligación-necesidad; pedido-exigencias; autoridad-sometido. Cuando uno quiere ir al baño, no hay "esposas" ni condena que valga, ja ja...
De verdad. Hay cosas que no se pueden olvidar cuando se va al "baño".
Que pedazo concierto, chico
hay situaciones en que el oficio de cada uno está lleno de sorpresas inesperadas.
Un abrazo y gracias por tus visitas. Procuraré volver más a menudo.
Parece una situación a lo Monty Python. Jajajajaja.
Edgar eta Asier ¿los metemos en un corazón? Jajaja
El deber... el deber de atender las necesidades fisiológicas antes de cumplir con el otro deber.
Dos besos en esa cabecita simpática y ocurrente.
:DDDD Me parto!!
El cuerpo a veces juega malas pasadas... jejeje!!
Gracias por tu visita... Leeré todo lo que por aqui se cuece, y parece que tiene buena pinta ;D
CAGADO!!!
JAJAJAJAA... totalmente demencial
Buena anécdota, sí señor. Sólo que... de nombre Asier, contenedores quemados... ¡Para mí que la foto de los polis americanos habría que cambiarla por la de dos ertxainas!
joer tio, que bueno, a quien no le ha venido un apretón en un mal momento, jejeje, genial como siempre. un saludo santa.
Genial, el relato está buenísmo, te dan ganas de seguir leyendo y leyendo a ver que pasa con el pobre pibe y su necesidad je...
saluditos
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