Por qué quitar una vida.

Una vida es mucho más, más de lo que se puede regalar o expropiar. La cualidad más primaria a la que se aferra tanto el pobre con su esfuerzo como el rico con inercia. Debería ser inocente por el propio hecho de exponerse a la muerte, pero cuando una vida se viola, se superan tantos límites que la conclusión es tan imposible como la justificación tolerable.
Una vida, que alguien tomó la responsabilidad de hacerla nacer y trabajar por mantenerla durante los primeros años de dependencia. Que observó con orgullo un progreso traducido en crecimiento y palabra, y por fin se convirtió autónoma en su mantenimiento, ahora se ve truncada. Truncada porque otra vida con excusa de insumisión revolucionaria, se cruzó en su camino. Y decidió que una idea política era suficiente para disparar a su cabeza haciéndose dueña de imágenes de su pasado, que solo a él pertenecían. Cubriendo recuerdos de plomo político y haciendo que emanen sangre; durante minutos en su cuerpo, y eternamente en su familia.
¿Como puede tener fundamento una revolución o doctrina política, que lucha contra un problema que al parecer afecta a sus vidas, cuando desestiman precisamente la naturaleza e importancia de estas?

Por desgracia, cuando una mente se aísla de la reflexión, sea cual sea la educación recibida, y no es consciente del sentido de una vida, se encierra en una habitación solitaria y cree en la existencia como un simple trámite entre la luz y la oscuridad. Por eso es capaz de solucionar una discrepancia política con disparos directos a las ideas y pensamientos de otro al que la sinrazón, la peor de las inquisidoras, ha sentenciado.
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NOTA MENTAL: ¿Hay algo más cobarde, que robar una vida disparando en la cabeza a otros que tienen otra visión, para justificar la tuya propia?