"A mi no me va a tocar"

El hombre es capaz de dominar las especies y su medio, y de destruirlas asimismo con total impunidad. Al menos esto es lo que nos venden diariamente en cualquier medio en el que se exalte la naturaleza: La naturaleza a los pies del poderoso.

Y cuando un poderoso frente a un grupo indiferente respeta su medio, se convierte en un bohemio o ecologista sin causa, más que en un tipo frustrado, que observa como sus acciones son negativamente compensadas por individuos desinformados.

El problema, probablemente sea esta información; cuando se glorifica a los hombres, situándolos por encima de su medio, el hombre pasa a convertirse en dueño del mismo, capacitándole en influir tanto en la extinción de un animal tropical, como en el calentamiento de un planeta. Al no reconocerse ni autor, ni víctima, el ser humano se desvincula de un proceso evolutivo, y adapta los recursos existentes a un periodo tan corto como el de su propia vida.

La consecuencia de todo esto es un ser irresponsable, al que hay que reinsertar con educación en un espacio de tiempo tan suficientemente pequeño como para no enseñarle la lección convirtiéndolo en víctima de un desastre. Algo tan difícil como arruinar a un rico en una partida de cartas y convencerle además de que su ritmo de vida tiene que cambiar.

Si los informados (que por alcance deberían ser educadores o los propios medios de comunicación), hablasen de la naturaleza como un acto eventual aunque prorrogable, quizás sus habitantes serían conscientes de que la culpable de cualquier extinción es ella misma. Es decir, como persona no soy capaz de crear o impedir un desastre, pero sí de minimizar sus efectos. Puede que así, el humano se colocase por debajo de su medio, sumiso a él, y aprendiese a asegurar una herencia biológica con actos tan humanamente básicos (para su capacidad intelectual), como procesar sus residuos, e intentar disminuirlos. Solo así la excepción no sería el bohemio, sino el ignorante.
Se dejaría entonces de pensar en naturaleza irreversibles, que en realidad no son más que admisiones de culpabilidad y un "a mi no me va a tocar". Para todos los que aún lo piensen, solo pueden mantener su autenticidad y coherencia fijándose en el mundo animal para arrimarse a la única y más viable forma de respetar el medioambiente: desarrollar su propia extinción y no tener descendencia.

¡Sí, mi señor!

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Viendo que en un país en el que de un debate electoral se sacan conclusiones como el precio de un café, el sueldo de un presidente, o pronunciar bien un nombre catalán, no me podía esperar otra cosa del ¡porque no te callas!
Un rey ejemplar dicen algunos, por haberle gritado al impresentable de Chavez en una cumbre iberoamericana. A otros les pareció insuficiente, pero España parece que se aúna cuando se habla de la puta monarquía.
Por un lado el venezolano, pretendiendo conflicto, y descalificando un presidente electo (contra mi voluntad) en democracia, al parecer queriéndose ganar el favor de algún afectado por el trío Azores.
Por el otro él, al que hay que escribir en mayúsculas por si te acusan de injuria o sublevación a la corona. Ese jubilado sin problemas de pensión, que en vez de dedicarse a ver obras tras una barrera, la salta para abrir cortinitas de terciopelo que esconden placas con su nombre. Un mártir al que hay que admirar por ser tan campechano, que a veces reniega de su yate, y nos saluda desde un coche cuando sale del hospital de visitar por primera vez a su hija tres días después de haber parido. Ese mismo que no es capaz de ignorar provocaciones de un dictador, e incluso le manda callar por ser el jefe del estado, desde el mismo momento en que a otro dictador (casualidad), se le pasó por la cabeza.
Cuando él aparece, en el pueblo hay tanta armonía que hasta las gaviotas comen rosas. Todos coinciden ahora en concluir que su actuación fue brillante. Es una pena que no me quede la Audiencia de paso a la universidad, sino me daría un paseito, y les propondría a toda esa camada, que dejasen en las manos del que todo lo hace bien, problemas como el terrorismo o la vivienda en España. Haber quien tiene cojones de hacer oposición.

Nota Mental: (CENSURED)

¿Recuerdas Dublín?


Entre estos cajones solo hay cartas, facturas, bocetos y fotos, en las que me detuve haciendo inventario de lo vivido.
De aquel Agosto en Dublín, solo y con miedo mientras de copiloto esperaba la conversación de aquella mujer que me llevaba a su casa, y que nunca hubo. Y de aquel hombre al que falló su subconsciente, al demostrarme que mi visita no era de su agrado. Mientras tanto, una semana después, seguía allí, mirando por la ventana a que el autobús 27 apareciese por el fondo para llevarme a las clases de inglés, y salir corriendo de aquella habitación cargada de ropa de niño sin usar y posters de Tomy and the tank engine, que hicieron preguntarme si aquella silenciosa pareja tenía algún hijo imaginario que mi vista aún no percibía.
-Están con su tío, llegarán mañana- me aclaró por fín Ms. Caroline, despues de explicarme claramente cual sería la parte privada de aquel frigorífico, y mi área reservada no ampliable, en la que permanecía una rebanada de pan de molde doblada por la mitad con manteca de cacahuete y una botella de agua, que me serviría como comida.
Puede que la soledad ayude a la libertad, o así lo noté con apenas 15 años, cuando conocí a toda aquella gente, con la que prorrogábamos excursiones a las verdes playas de Malahide, y mirábamos de reojo a todos esos pelirrojos celebrando el día de las palizas a latinos cerca del PLEX. No creo que olvide aquellas andanzas por la capital, cuando encontré 50€ en Grafton Street, o la cara de mis compañeros al ver como Caroline me negaba la comida por ser Domingo.
Olvidar y asumir que el mes más feliz de mi vida había pasado era demasiado difícil para ser solo un niño que aparentaba más. Viendo estas fotos, siento que aunque un recuerdo general imborrable permanece en cada una de nuestras cabezas, nadie tiene tiempo ahora para dedicarlo a recordar.
Nota mental: Puede que no visite nunca más Dublín.