Noches en vela


Siempre me encuentro a seres que desean una feliz falsedad, y odian la navidad porque son reaccionarios, y porque está de moda ser felices. Dicen que la navidad es la excusa ilusoria de los occidentales de sentirse bien haciendo buenos actos, y en esto no les falta razón, pero, ¿que problema hay en esto?, quizás el único sea no extrapolar este ambiente al resto del calendario. Aún así, ¿porque no seguir con esa parte por el todo?

Lejos de esa acostumbrada navidad opulenta, más que consumista, hay otros muchos que la viven de un modo que a mí me hace feliz. Esos que lo convierten en un ritual de reunión más que en un trueque. Los que tienen que valorar primero cuales son sus recursos, y después solo pueden ir a un todo a cien, y dedicar sus esfuerzos en demostrarles a sus hijos de manera humilde, que aunque hoy no se coman langostinos en casa, ellos también son especiales.
Todos esos que están empezando una nueva vida fuera de sus tierras, o quienes sus tierras no les han dado la vida que se merecen. Y durante la noche no se duerme, porque los pequeños tienen ilusión de recibir algún detalle, y los mayores estan repesos de no cubrir las espectativas, y recuerdan durante horas cuando les dijeron que probablemente los reyes no sepan la dirección de sus casas.A todos ellos dedico con esperanza mi saludo particular navideño.
No me olvido de vosotros, esa familia a la que no puedo felicitar en persona, los bloggeros. Un abrazo enorme!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es mejor querernos una vez al año a no querernos nunca. Triste, pero cierto.

malatesta dijo...

Olé tú.
Un abrazo.

Goldfinger dijo...

Olé también.

Saludos